La emigración forzada, así como el asesinato de masas, son las crueles y perversas formas de "hacer finanzas" de los regímenes socialistas y comunistas, ya que luego expropian y se apropian el dinero y los bienes de los muertos y de los emigrados.
Sólo pueden sobrevivir robando, ya que no premian ni estimulan el trabajo, sino la fidelidad casi religiosa al partido, de manera que la antigüedad del carnet del partido es más decisiva que el mérito laboral o académico.
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