Mamá sacó la carta de su cartera y la arrojo al rio.
Pero he aquí que la carta descendió hasta uno de los pilares grandes del rio Guaso y Mamá se lamentó. Se persignó pues era una buena católica y esperó el futuro que vendría.
La desgracia vino pronto. Fidel Castro intervino todos los negocios privados y entre ellos la pasteurizadora que poseía. La carta tenía razón. Desgracias y desgracias por todas partes.
LAS CARTAS EN CADENAS. ANTECEDENTES. AHORA POR WhatsApp.
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