sábado, 26 de enero de 2019

Yo presencié la mayor cosecha de tomates allá por el año 87 del Caujerí. Rastras y rastras hacían fila para transportar el fruto a toda la isla. Tomates en el desayuno, tomates en almuerzo y tomates en la cena. El pueblo veía Tomates hasta en sus peores pesadillas. Tenían sueños de que un tomate gigante, con ojos saltones, boca grande con dientes filosos los perseguía por todos lados. Existía como un delirio del tomate. Más tarde el psiquiatra del pequeño Hospital de San Antonio del Sur llamo a la epidemia como FOBIA AL TOMATE, pero en ningún tratado de Salud Mental se menciona ese aporte del modesto médico guantanamero. Y Fidel Castro no pudo aprovecharse con fines de propaganda de la gran cosecha de Tomate del Caujerí. Otras cosas más internacionales preocupaban su Complejo de Autoridad máxima mundial. En el país de Angola las tropas angoleñas-cubanas retrocedían ante el enemigo angoleño-sudafricano. Castro dejó el tomate a un lado y se ocupó personalmente-y con sus aduladores militares-del asunto. Envió más soldados cubanos a luchar a un país extranjero para ganar la guerra al precio que fuera necesario. Resultado: la batalla de Cuito Coanavales hizo retroceder a los soldados enemigos de la UNITA a sus posiciones del otro lado de la frontera angolana. Fue un triunfo del “Internacionalismo proletario” o sea, de la injerencia foránea –cubana-en otros países.


https://arcoorlo.blogspot.com/2019/01/todos-protestar-por-playa-yateritas.html


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