Cuando yo era un joven médico en la provincia de Guantánamo. Me enviaron a San Antonio del Sur, municipio colindante con el mar Caribe. Cuando una chalana repleta de haitianos encallaba en los arrecifes me enviaban con una asistente experta en Epidemiología. No me permitían tocarlos solo examinarlos a ojo de buen cubero. Allí había como 50 haitianos que iban ruta a Miami. Bajamos el acantilado y los obligaban a desnudarse- hombres, mujeres y niños -y un fumigador los rociaba de una leche blanca- Difterez- desde la cabeza a los pies. Los pintaban de blanco. Las autoridades del PCC les lanzaban ramilletes de plátano desde lo alto como si fueran infectados o fueran a comernos vivos. Después nos obligaban a recoger todo indicio de su presencia: latas, ropa raída y todo rastro de ellos. Así era la solidaridad comunista. Luego venia un barco cubano mayor y los remolcaba hasta alta mar para que prosiguieran su camino. Y nos obligaban a guardar el secreto. Por eso digo a veces que no soy cubano: soy haitiano.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
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