Hay que decirlo de una vez y por todas: olvídense de la maestría de Ernesto Lecuona, de la inmensidad de Olga Guillot y de la universal sabrosura de Celia Cruz: Beny Moré no solo es el músico más grande que ha nacido en Cuba, sino también la espontaneidad más avasalladora, la vehemencia más arrebatadora y la quintaesencia de la música cubana.
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